Prefacio

La presencia de humedad en el aire, definida como humedad atmosférica, es esencial para nuestra existencia, hecho que se ignora con frecuencia al ser nuestro cuerpo mucho más sensible, por ejemplo, a la temperatura o a la velocidad del viento. Además, mientras que un ambiente húmedo es percibido por muchos como "opresivo", con una sensación de frío en invierno o un exceso de sudoración en verano, el cuerpo humano no siente una falta de confort inmediata en una atmósfera seca, es decir, con un contenido bajo de humedad, salvo que la temperatura sea demasiado alta al mismo tiempo.
Sin embargo, la falta de humedad en la atmósfera tiene efectos nocivos para la reproducción y la conservación de la vida. Sin entrar en las consecuencias extremas que tienen los ambientes tórridos o desérticos, no hay duda de que todos sufrimos en nuestras vidas diarias y, a menudo sin darnos cuenta de ello, los efectos de una humedad insuficiente.
Durante el invierno muchos de nosotros sufrimos el suplicio de descargas eléctricas cuando tocamos ropa sintética o tiradores de puertas, especialmente cuando pisamos suelos sintéticos o alfombras.
Los alimentos pierden enseguida su firmeza, suavidad y peso, en detrimento de los consumidores y, sobre todo, de los comerciantes.
Las obras de arte y los muebles de madera se agrietan y se degradan rápidamente si el espacio en el que están se calienta en invierno sin humectarlo convenientemente.
Muchos procesos industriales se ven afectados negativamente con niveles de humedad inadecuados, con las consiguientes repercusiones económicas. Este hecho es bien conocido entre los especialistas.
Mediante la publicación de este libro CAREL pretende promover la comprensión de los fenómenos relacionados con la humectación del aire y estimular la práctica de la misma en los ambientes y en los procesos industriales, campo este en el que la empresa lleva especializada más de 30 años.